Las líneas rojas de la moral pública en Egipto parecen hacerse cada vez más gruesas. La actriz Rania Youssef lo ha experimentado en sus propias carnes después de haber sido procesada por «acción obscena, incitar al libertinaje, la lujuria y la tentación y extender el vicio” tras haber llevado un vestido considerado demasiado sugerente en la ceremonia de clausura del Festival Internacional de Cine de El Cairo, celebrada el pasado 29 de noviembre. El juicio tendrá lugar el próximo 12 de enero, y la intérprete, de 45 años de edad y conocida sobre todo por sus apariciones en las series televisivas egipcias como Riya al-medina, se enfrenta a una pena máxima de 5 años de cárcel.
El vestido de la discordia era de color negro y a través de una transparencia mostraba sus hombros y la totalidad de sus piernas. Su imagen en la alfombra roja, reproducida ampliamente en los medios de comunicación y las redes sociales, indignó a un grupo de abogados conservadores, que decidieron presentar una denuncia ante los tribunales. Entre ellos figuran los letrados, Amro Abdelsalam y Samir Sabri, que ya han librado anteriormente batallas legales contra personajes famosos por cuestiones morales. En su escrito, denuncian que Youssef cometió “un acto obsceno en público, incitando al libertinaje, a la lujuria, a la tentación y la expansión del vicio que violan las normas establecidas en la sociedad egipcia”.
La actriz reaccionó enseguida publicando un mensaje de disculpa en su cuenta de Facebook, en el que lamenta la elección de su atuendo para el evento “por respeto a los sentimientos de cada familia egipcia”. Además, Youssef intentó justificar su decisión en el hecho de que el festival era de cariz internacional, lo que condicionó también a los diseñadores. “Reitero mi compromiso con los valores y la moral con la que fuimos educados en nuestra sociedad egipcia, y que siempre serán respetados … Era la primera vez que lo vestía y no podía imaginarme que suscitaría tanto enfado”, reza su nota.
En la sociedad egipcia, predomina una mentalidad muy conservadora y Youssef recibió más críticas en los medios de comunicación y las redes sociales que mensajes de apoyo. De hecho, ni tan siquiera puede contar con el respaldo del sindicato de actores, del que ella es miembro. A raíz de la polémica, la asociación ha hecho público un comunicado en el que anuncia que investigará y sancionará aquellos actores que se enfundaron un atuendo “inapropiado” durante las ceremonias de apertura o de clausura, ya que chocan con “las tradiciones, valores y la ética de la sociedad”.
Aunque el mariscal Abdelfatá al Sisi, actual presidente del país, justificó ante Occidente su golpe de Estado contra los islamistas Hermanos Musulmanes en la defensa de una interpretación de un islam más abierto y tolerante, la realidad es que se ha acentuado el acoso legal contra aquellas personas que no encajan con unos rigurosos estándares morales, ya sea por su condición de ateos, homosexuales o artistas que juegan con el erotismo.
Por ejemplo, durante los últimos meses dos cantantes han sido condenadas a penas de cárcel por realizar videoclips con una cierta carga sexual. La primera, Sheima Ahmed, más conocida como Shyma, se insinuaba comiendo un plátano en un aula llena de hombres, y fue condenada a dos años de cárcel, si bien un tribunal posteriormente luego redujo la pena a un año. La segunda, Leila Amer, se contorneaba en el vídeo de la canción Bus ummak de forma considerada demasiado provocativa. A ella le cayeron dos años de prisión y al director, medio año.