Entre este lunes y el miércoles el cuerpo del ex presidente de Estados Unidos, George HW Bush, descansará en el Capitolio en Washington para un último adiós. En esta gira final por Washington, el 41° mandatario será recordado por sus admiradores, que destacan en él la generosidad, decencia y bondad.
Pero la imagen que despertó más emoción tras la muerte del ex presidente, fallecido el viernes, fue la de su labrador de servicio, un Golden de nombre Sully, fotografiado recostado junto al ataúd de su dueño.
Sully de hecho tenía previsto volar este lunes desde Texas a Washington para acompañar a su dueño hasta el final.
El ataúd ha sido llevado desde Texas a Washington en el Air Force One (que pasó temporalmente a llamarse Special Air Mission 41 –Misión aérea especial 41–), y hará el vuelo de regreso el miércoles, con Sully presente ida y vuelta.
La foto del perro junto al ataúd fue subida a las redes por el vocero de Bush, Jim McGrath, el domingo con la leyenda «misión cumplida».
Sully lleva el nombre del capitán Chelsey «Sully» Sullenberger, el piloto que aterrizó un avión de línea en el río Hudson en 2009 con 155 pasajeros a bordo, hecho que fue llevado al cine con la interpretación de Tom Hanks.
El perro de 2 años fue asignado a principios de 2018 para asistir al ex presidente, quien se movía en silla de ruedas.
Altamente entrenado, Sully puede responder a una serie de órdenes, que incluyen abrir puertas y buscar objetos como el teléfono cuando suena.
De hecho, el perro tiene su propia cuenta de Instagram. Allí se lo puede ver acompañando al ex presidente al cuarto oscuro.
No todos los presidentes eran amantes de los perros: JFK era alérgico y Donald Trump no tiene ninguno.
Los estadounidenses podrán ahora despedirse de su ex presidente, cuya vida de servicio comenzó en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial y concluyó con un solo mandato en la Casa Blanca.
Murió en su casa, en Houston, el viernes. Tenía 94 años.