Primera condena por maltrato animal en Colombia

El robó y maltrató al gato del párroco del pueblo y por lo menos a diez más en el municipio de Amagá en Antioquia. Pero este no fue el único delito que cometió David Andrés Flórez Acosta, según las investigaciones, el inusual ladrón después de robar gatos, los torturaba y luego se los comía.

Según la Fiscalía,es la primera persona condenada en Colombia por maltrato animal de acuerdo a la ley expedida en el 2016. La sentencia de seis meses de prisión se dio en el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de este municipio antioqueño. Flórez fue acusado de los delitos de maltrato animal agravado, con sevicia, y hurto calificado y agravado.
La ley 1774 del 6 de enero de 2016 establece que los animales como seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos.

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En esta ley se añadió al Código Penal el artículo 339A, en el que, a quien”maltrate a un animal doméstico, amansado, silvestre vertebrado o exótico vertebrado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud o integridad física, incurrirá en pena de prisión de doce (12) a treinta y seis (36) meses, e inhabilidad especial de uno (1) a tres (3) años para el ejercicio de profesión, oficio, comercio o tenencia que tenga relación con los animales y multa de cinco (5) a sesenta (60) salarios mínimos mensuales legales vigentes.Un restarurante a las afueras de Ciudad Ho Chi Minh en Vietnam se especializó en los “manjares de gato”. El dueño, que lleva más de diez años al frente del peculiar establecimiento, dice que la carne de gato es tierna y firme, la cual es confirmada por la Asociación de Protección Canina de Asia,que ha realizado investigaciones sobre la tendencia para comer carne de gato.

Son muchos los comensales especializados en “manjar de gato” que aseguran que es mejor que la de res o la de pollo.

En el caso de David Andrés Flórez, el juzgado reconoció su precaria condición económica y su marginalidad, por lo cual podría darle libertad condicional con preacuerdo. Un caso similar ocurrió en 1996 en Rosario (Argentina), cuando la difícil situación económica obligó a muchas personas a comer carne de gato.