Los resultados preliminares de las elecciones de mitad de periodo que tuvieron lugar en Estados Unidos el martes despejan varias dudas acerca del futuro inmediato de la política estadounidense.
Los estadounidenses votaban por legisladores federales y gobernadores, pero sobre todo, daban su opinión en un referendo informal sobre la presidencia de Donald Trump.
Los primeros resultados indican que no habrá un tsunami azul a favor de los demócratas.
Pese a que parece que recuperarán el control la Cámara de Representantes que perdieron en 2010, el Partido Republicano mantendrá su mayoría en el Senado.
Estas son algunas de las conclusiones a las que se puede llegar tras conocerse los primeros resultados de los comicios.
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1. El resultado más claro: el país está más dividido que nunca.
Después de dos años en el poder, Donald Trump ha vuelto a conseguir un apoyo masivo de una parte del país, mayoritariamente rural, blanca y conservadora. La otra mitad del país, urbana, multicultura, y liberal, también salió a votar masivamente en su contra. No hay un ganador definitivo en esta elección.
2. Si se confirma la toma de control de la Cámara Baja del Congreso por los demócratas, esta impresionante polarización se reflejará también en las instituciones estadounidenses.
Trump no podrá pasar una sola nueva ley de importancia en el resto de su periodo hasta las elecciones presidenciales de 2020, pues los demócratas bloquearán cualquier iniciativa en el Congreso.
3. Tampoco se materializó el sueño demócrata de una «ola azul», una especie de contrarrevolución demócrata contra el fenómeno de Trump.
En ese sentido las elecciones son una gran desilusión para el liberalismo estadounidense.
4. De cara a las elecciones presidenciales de 2020, los indicios apuntan a unos comicios muy competidos.
Trump sigue desatando la ira de mitad del país, pero continúa siendo una locomotora electoral, pese a dos años de oposición acérrima de los demócratas.
5. Si la Cámara Baja del Congreso queda finalmente en manos demócratas, la cantidad de investigaciones contra Trump, impulsadas desde la legislatura en los próximos dos años, será apabullante.
Ello hará todavía más caótico el gobierno del ocupante de la Casa Blanca.
6. En ciertas partes del país tradicionalmente republicanas, parece haber un movimiento gradual hacia el partido demócrata.
Texas parece ser el caso más notorio. En el segundo estado más grande del país, el aspirante demócrata al Senado, Beto O’Rourke, consiguió montar una competencia seria al al republicano Ted Cruz, algo que hace unos años habría sido impensable.
Incluso luego de su derrota, O´Rourke parece haber demostrado que Texas ya es un campo de batalla, no un coto exclusivo de los republicanos.
7. La hegemonía republicana de Miami, que por décadas fue la máquina política más poderosa de los latinos en Estados Unidos, ha quedado malherida.
Dos de los tres cubanos republicanos que aspiraban a representar a Miami en la Cámara Baja del Congreso federal perdieron las elecciones del martes. La anomalía de Miami parece ceder y acoplarse a lo que pasa en el resto del país, donde las zonas con mayoría hispana votan abrumadoramente por los demócratas.
8. Donald Trump sigue siendo imparable en las zonas rurales del país y en el sur conservador de Estados Unidos.
También, de modo importante, varios candidatos que le dieron su apoyo, ganaron en la zona del «Midwest», el corazón industrial del país, la misma zona que le dio la presidencia en el 2016.
Lo que lleva a predecir, una vez más, que el fenómeno de Trump goza de buena salud. La reelección en 2020 está más cerca.