El 23 de febrero de 2019, como lo concluyeron los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Chile, Sebastián Piñera, y de Paraguay, Mario Abdo, se convertirá en una fecha histórica para la región. Las imágenes de los camiones intentando atravesar las rutas fronterizas que comunican a Colombia con Venezuela para ingresar la ayuda internacional y la respuesta violenta de los funcionarios al servicio de Nicolás Maduro para impedir ese proceso dejó sobre la mesa un profundo debate sobre los límites de la acción internacional.
“En este siglo XXI, la defensa de los derechos humanos y de las libertades no reconoce fronteras”, se le escuchó decir a Piñera al finalizar la jornada del sábado, mientras Duque concluía que el mundo había sido testigo de la “derrota moral y diplomática” de Maduro. Y todos, al unísono, incluyendo a Juan Guaidó -reconocido presidente interino de Venezuela por gran parte de la comunidad internacional- resaltaron en Duque su liderazgo para acorralar al régimen vecino y llevar a la frontera un mensaje de esperanza a los venezolanos.
Sin embargo, en el país hubo sectores que levantaron su voz de protesta por el rol del gobierno Duque frente a lo que ocurre en Venezuela, especialmente luego del mensaje de Guaidó, quien adhirió al discurso norteamericano al plantear que “todas las opciones están sobre la mesa” para lograr la liberación de Venezuela. Declaraciones que no estuvieron exentas de polémica en redes sociales, ante lo que implicaría para Colombia aceptar en su territorio la presencia de tropas enviadas por el gobierno de Donald Trump para intervenir en el vecino país.
El congresista de la Alianza Verde Antonio Sanguino, integrante de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que sería erróneo que, en la reunión de hoy del Grupo de Lima, se definiera el apoyo a una intervención militar en Venezuela. “Si el país está realmente comprometido con una causa humanitaria, debería liderar una decisión en el sentido de que sean organismos humanitarios, en cabeza de la Cruz Roja y entidades de la ONU, los que realicen una acción hacia Venezuela para que ingresen las ayudas”, señaló Sanguino.
Desde su perspectiva, se evidenció la urgencia por participar de un pulso político innecesario y sin ni siquiera consultar. “Me sorprende que en medio de la crisis diplomática más grave que hayamos tenido con un país vecino en la historia reciente no se le haya ocurrido al presidente convocar a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. Es un acto de irresponsabilidad, porque la política exterior es una política de Estado, no de gobierno. Al presidente le parece más importante escuchar a Trump que a los actores de su propio país, que es el que puede salir perjudicado si hay un desenlace bélico”.
Por su parte, el senador de la U Berner Zambrano, también integrante de dicha Comisión, recordó que para llevar a cabo una intervención militar se requiere el aval del Senado y anticipó que la Cámara alta no respaldaría esta salida. “Nosotros apoyamos todo lo que tenga que ver con el restablecimiento democrático en ese país. Es evidente que hoy Maduro está deslegitimado, pero las intervenciones militares no las estaríamos respaldando”, advirtió.
Sin embargo, la postura de la senadora del Centro Democrático Paola Holguín, también de la Comisión Asesora, fue contundente: “Después del terrible ataque de ayer (sábado) y de las demostraciones que el régimen de Maduro ha dado de intransigencia, crueldad y violencia esas posibilidades (intervención militar) tienen que mantenerse abiertas por parte de la comunidad internacional. Lo que cometió el narcorrégimen de Nicolás Maduro es un delito contra los derechos humanos”, señaló.
Al respecto, el internacionalista Javier Garay, doctor en ciencias políticas de la Université Paris-Est Marne-la-Vallée, señaló que ve menor resistencia en Colombia a aceptar una intervención militar que en los propios Estados Unidos. “Lo que uno ve es que Duque ha preferido dejar abierta la posibilidad. Él da esa sensación al no ser tajante en su rechazo frente a la llegada de tropas estadounidenses”. Asunto que, según Garay, no se debe leer desde una postura pacifista. “En realidad, la intervención militar requiere unas condiciones de conocimiento en terreno, de manejo de la estructura de poder, de las instituciones formales e informales milimétricas en Venezuela que nadie conoce. Eso podría generar una respuesta violenta ilimitada y las posibilidades de éxito son muy bajas”, enfatizó.
No obstante, frente al cerco diplomático liderado por Duque y su insistencia en no dejarse provocar por el discurso belicista, otros congresistas consultados por este diario le sugirieron examinar nuevas acciones de política exterior, como sumarse a la iniciativa del grupo de Uruguay, México e incluso la Unión Europea, que propenden por una negociación que incluya elecciones libres.
Entretanto, otro debate contra el actual gobierno cobró vida ayer en las redes sociales, cuando usuarios de Twitter acusaron al presidente de priorizar asuntos externos sobre las problemáticas propias. De hecho, le reclamaron por no haberse trasladado más temprano hasta Chocó una vez supo de las inundaciones ocurridas el sábado. Sanguino zanjó la discusión al advertir que se trata de opiniones fanáticas, pues “la ayuda a Venezuela es absolutamente válida. Sabemos que estamos en presencia de un régimen con rasgos autoritarios y en la necesidad de que se imponga la transición democrática en Venezuela”.
En últimas, del lado del gobierno defienden la postura de Duque al advertir que hizo y está haciendo lo que le correspondía como jefe de Estado, no porque esté promoviendo acciones injerencistas en Venezuela, sino porque lo que ocurra allí repercute directamente en Colombia. Según Holguín, si no se logra una transición hacia la democracia, Colombia difícilmente podrá responder a las necesidades internas ante el éxodo masivo de venezolanos que se seguirá registrando. Además, “porque nuestros problemas de narcotráfico y terrorismo no se resuelven con una narcodictadura cómplice. Además, nosotros tenemos toda la presión de la crisis de seguridad que representa para la región el que se mantenga Maduro en el poder”.